¿Y ahora qué?
No sé ustedes, pero en estos días me siento en una especie de cruda emocional ante tantos acontecimientos funestos que vienen sucediendo uno tras otro.
Como seguramente a muchos de los que conforman esta comunidad les pasó, la mañana del 6 de noviembre también a mí me sacudió. Una noche antes me fui a la cama con el deseo ferviente de que el pueblo americano no eligiera a Donald Trump como su nuevo (otra vez) presidente. Pero sucedió.
¡Qué ilusos fuimos al pensar que Kamala Harris podría ser ese caballo que alcanza y gana! Y aunque si somos honestos, para México el resultado de la elección en Estados Unidos no representaba gran diferencia, sí lo era para el mundo. Y mucho.
El desdén y desprecio que Trump y sus seguidores muestran por asuntos vitales para la humanidad como el cambio climático es para quitarnos el sueño a todos.
Porque sí, justo seis días antes - y siguiendo con la serie de acontecimientos funestos a los que me refiero- muchos mirábamos atónitos e impotentes las desgracias causadas por la DANA en Valencia. Imágenes casi apocalípticas que nos restriegan en la cara -otra vez- lo vulnerables que somos ante la fuerza de la naturaleza.
La advertencia de António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, durante la inauguración de la Conferencia sobre Cambio Climático COP29 en Baku, la capital de Azerbaiyán, hace unos días es clara: “Estamos en la cuenta regresiva final para limitar el calentamiento global a 1,5 grados y el tiempo no está de nuestro lado”.
Que el presidente Trump sea un personaje que niega que la actividad humana es un factor que ha generado e incrementado el cambio climático hará que sea aún más difícil generar consensos y alcanzar acuerdos además de contar con recursos suficientes para reducir al máximo posible el sobrecalentamiento de la tierra, que genera - a su vez- fenómenos naturales más intensos como el sucedido hace unas semanas en España.
Pero, como diría el popular mexicano, aún hay más.
En Alemania no habíamos digerido aún del todo el triunfo de Trump cuando -un día después- un terremoto político derrumbó la coalición que desde hace tres años gobierna al país. Las diferencias irreconciliables en materia económica entre el canciller federal, el socialista Olaf Scholz y el ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner, fueron el motivo para que el primero decidiera expulsar del gobierno hasta su entonces socio.
Para quienes no lo saben o tienen claro, en Alemania gobernaba -hasta el pasado 7 de noviembre- una coalición llamada 'semáforo' por los colores de los partidos que la conformaban: rojo por el Partido Socialdemócrata, amarillo por el pro empresarial Partido Liberal y verde por Los Verdes.
Como en todo matrimonio que no se lleva bien, las disputas se fueron acumulando, los desacuerdos sobre todo en materia financiera se profundizaron y no fue posible alcanzar consenso entre los liberales y sus socios de gobierno para la elaboración del presupuesto 2025. En un acto esperado por muchos, incluida una parte de la población según lo confirman las encuestas, el canciller dio por terminado el trabajo conjunto y en un evento público y transmitido a nivel nacional (¡vaya humillación!, dirían algunos) el presidente federal alemán Frank-Walter Steinmeier despidió y entregó sus correspondientes actas de despido a Lindner y dos ministros más del partido liberal que decidieron irse junto con su líder.
El escenario actual: un gobierno de minoría (socialistas y Verdes) sin gran margen de maniobra y unas elecciones que se adelantarán 7 meses a lo originalmente previstas. Sí, en Alemania estaremos convocados a una nueva elección federal el próximo 23 de febrero de 2025.
Todo esto pues, se traduce en una inestabilidad política para la primera economía de Europa que a nadie tiene tranquilo, sobre todo por el contexto internacional (ya hablamos de Trump, ¿no?).
Y para los alemanes, amantes de la estabilidad y certeza, esta situación los rebasa…
Pero como no quiero despedirme con pesimismo, dentro de este listado de sucesos que me han “tocado” en los últimos días, quiero hacer referencia a uno que fue motivo de una gran celebración el pasado 9 de noviembre aquí en Alemania, especialmente en Berlín. Me refiero al festejo por el 35 aniversario de la Caída del Muro de Berlín.
Si, sé que los tiempos no son los mejores. En Alemania el avance de la extrema derecha no puede ni debe minimizarse y esta tremenda crisis política que tenemos encima seguramente buscará ser utilizada por esas fuerzas radicales nefastas, pero un acontecimiento tan maravilloso como la Caída del Muro de Berlín y lo que representó para mucha gente que se sentía asfixiada y frustrada en un sistema que les cortaba las alas merece celebrarse.
Para quien tenga ganas de realizar un recorrido virtual sobre uno de los sitios más emblemáticos del Muro de Berlín y donde queda muy claro el alcance que tuvo la división de la ciudad para la gente común y corriente -la calle Bernauer Str. - les comparto este link de la Fundación Memorial Berliner Mauer.
Además les recomiendo este corto de 6 minutos de la escritora y directora Maija-Lene Rettig, quien nació en Alemania Occidental. Durante la división del país, Maija-Lene viajaba regularmente a Berlín oriental. En su corto habla de la «ruta de tránsito» que había que tomar para viajar de Alemania Occidental a Berlín del este. Pueden activar los subtítulos en español en la sección de herramientas del propio video para disfrutarlo mejor.
En Underground Periodismo Internacional nos topamos hace unos días con un trabajo de colegas polacos que investigaron sobre la “inundación de fentanilo” en Europa. El equipo de periodistas rastreó la ruta del fentanilo desde México hasta Rumanía y Polonia y en su reportaje -presentado en cuatro partes- exponen la complejidad del problema. La investigación fue publicada por OKO Press de Polonia y con su autorización la tradujimos al español y publicamos en nuestro portal. Se las comparto por acá como parte de esta nueva sección de noticias que vinculan nuestros dos polos.
Parte 1 “Puedes cocinar fentanilo tan fácilmente como caldo”.
Parte 2 “Me dicen ‘el señor del Fentanilo’, la receta me la pasaron los chinos”.
Parte 3 “Heroína contra la guerra del fentanilo en Europa; cómo proteger a nuestros hijos”.
Parte 4 “Jugando con los chinos: cómo comprar químicos para la producción de fentanilo”.
Otro grupo de colegas latinoamericanos publicaron recientemente en The Guardian, el periódico inglés, una investigación sobre la alarmante magnitud de la contaminación industrial en México causada por las actividades de las empresas alemanas Volkswagen, BASF y Bayer además de los vacíos legales y la escasa supervisión que permiten que sus instalaciones sigan descargando desechos tóxicos. El texto se encuentra en inglés.
Me despido por esta ocasión y recuerden que Corresponsal se ha convertido en una newsletter semanal por lo que nos leeremos ahora con más frecuencia.
Desde Berlín
Yetlaneci Alcaraz.
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