Underground en la mañanera y la crisis diplomática con Ecuador
Además, tenemos un nuevo episodio de nuestra serie de podcast Sobrevivir a la violencia: México, urgencia internacional
Vamos directo al punto, queridos suscriptores de Corresponsal.
¿Quién miente?
No tendría que sorprendernos: algo que caracteriza al gobierno de Andrés Manuel López Obrador es el ataque sistemático contra el periodismo independiente, contra el que no simpatiza con el régimen; sin embargo, la mención de una nota nuestra en la conferencia presidencial diaria del pasado 3 de abril sí que nos extrañó.
La conductora de la infame sección “Quién es quien en las mentiras”, Elizabeth García Vilchis, acusó en ese espacio que una nota escrita por este periodista y publicada en la revista Proceso y Underground Periodismo Internacional contenía información que había sido “fabricada”.
Ella, con su característico aire prepotente, afirmó que nos inventamos un documento de la Unión Europea donde ésta califica de “populista” al gobierno de López Obrador. Aseguró que esa era una “falsa mención”.
Lo que publicamos en Proceso y Underground el 27 de marzo pasado fue el contenido de un documento interno de la Comisión Europea -la institución de la Unión Europea que gestiona las políticas comunes a los 27 Estados miembros- que define con ese adjetivo negativo al régimen mexicano actual.
Aquí puedes leer la nota de Proceso.
Aquí puedes leer la nota de Underground.
En realidad, la funcionaria extravió la verdad: el documento del que escribimos sí dice lo que ella niega. El mismo día de la acusación, ambos medios publicamos la portada del escrito -donde está mencionado el número de folio y su fecha de emisión- y la página con el párrafo en el que aparece el calificativo que supuestamente no existe.
Aquí puedes leer la nota de respuesta de Proceso.
Aquí puedes leer la nota de respuesta de Underground.
En Underground tenemos el compromiso de llevar información precisa a nuestros lectores. Somos periodistas independientes, profesionales y objetivos. Haremos todo lo posible para no equivocarnos, y si alguna vez eso sucede lo vamos a reconocer y corregiremos el error. Esta ocasión fuimos tratados injustamente. Y nos asombra la facilidad y la voluntad con la que el poder presidencial busca desacreditar a medios y colegas que no comulgan con su visión de las cosas.
A nuestros colegas de Proceso agradecemos su confianza a nuestro trabajo periodístico. Y a nuestros lectores les decimos que aquí seguiremos trabajando en completa libertad y en plena responsabilidad con ustedes.
Fuego en la relación México-Ecuador
La noche del pasado 5 de abril, un grupo de policías ecuatorianos irrumpió en las instalaciones de la embajada mexicana en Quito para capturar al exvicepresidente Jorge Glas, condenado por la justicia de aquel país por corrupción y ligas con el narcotráfico.
Las tensiones comenzaron el miércoles anterior cuando -como decimos en México, sin deberla ni temerla- el presidente Andrés Manuel López Obrador realizó unas polémicas declaraciones en las que sugirió que el asesinato del candidato Fernando Villavicencio durante la campaña electoral del año pasado en Ecuador había favorecido el triunfo del presidente Daniel Noboa, e insinuó que se había hecho trampa a la candidata Luisa González, con la que simpatiza López Obrador.
La respuesta no se hizo esperar: el gobierno de Ecuador consideró las palabras de López Obrador como una injerencia en sus asuntos internos y declaró persona non grata a la embajadora de México, Raquel Serur.
El viernes siguiente, en un comunicado, el gobierno de López Obrador calificó de “desproporcionada” la decisión ecuatoriana de correr a su embajadora y, para echarle más gasolina al fuego, informó que había tomado la determinación de dar el asilo político a Jorge Glas, que permanecía refugiado en la embajada de México desde el 17 de diciembre último.
Tras la irrupción policiaca a su embajada, México decidió romper relaciones diplomáticas con Ecuador. Así están las cosas por el momento. En México las opiniones están divididas: unos afirman que de acuerdo con la Convención sobre Asilo Diplomático de Caracas, de 1954, México encendió la mecha del problema porque no tenía que haberle otorgado el asilo a Glas al ser éste una persona inculpada por un delito; otros aseguran que en la práctica sí podía hacerlo -a los perseguidos políticos se les suelen inventar delitos- y que, simple y sencillamente, el allanamiento ecuatoriano a la embajada mexicana viola la Convención de Viena de 1961 por los cuatro costados.
En todo caso, lo único seguro es que la peor de las consideraciones es aquella que llama a “Defender a la nación” y que proclaman, desde mi punto de vista muy irresponsablemente, políticos y “periodistas” allegados al régimen.
Todo esto tiene que ver con un caso reciente en el que también una embajada mexicana en un país latinoamericano fue rodeada por la policía… también por la injerencia de López Obrador en asuntos ajenos.
Fue el caso de Bolivia a finales de 2019, luego de que el presidente mexicano decidiera otorgarle asilo político al depuesto presidente Evo Morales y miembros de su gabinete. En diciembre de aquel año, la presidenta interina de Bolivia, Jeanine Añez, mandó desplegar un número extraordinario de elementos de seguridad afuera de la embajada y de la residencia del embajador mexicano en La Paz. Aquella ocasión también fue declarada persona non grata la embajadora mexicana, María Teresa Mercado.
Nunca se concretó el temido asalto a la embajada mexicana en ese país, pero México -a través de su Secretaría de Relaciones Exteriores, cuyo titular era entonces Marcelo Ebrard- anunció que interpondría una queja contra el gobierno boliviano ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), el máximo tribunal de la ONU con sede en Países Bajos, por la violación de la Convención de Viena.
El gobierno de López Obrador jamás acudió a dicha instancia internacional como amenazó: en el registro de casos de la corte, que consulté el 5 de abril, no existe ninguna demanda de México contra Bolivia.
El 6 de enero de 2020 publiqué un reportaje en la revista Proceso que habla de las pocas posibilidades que tenía México de ganar una demanda contra Bolivia en el contexto de aquel conflicto diplomático. Aquí se los dejo por si acaso tienen curiosidad. Y es que si de verdad López Obrador está tan indignado con la agresión del gobierno ecuatoriano a la soberanía nacional, lo más indicado sería que entable el diálogo o que interponga lo antes posible una queja en contra del gobierno de Noboa ante la CIJ. De otra manera, mucho me temo que sus lamentos y protestas se queden como una simple, pero peligrosa, muy peligrosa retórica nacionalista que, tiempos electorales como los de ahora, viene como anillo al dedo.
Nuevo episodio
Para terminar, les quiero recordar que hace una semana salió en línea el nuevo episodio, el cuarto, de la serie de podcasts Sobrevivir a la violencia: México, urgencia internacional, que Underground Periodismo Internacional está produciendo en colaboración con la ONG catalana de derechos humanos Taula per Mèxic.
Si no has escuchado ninguno de los episodios, te cuento que en ellos nos estamos adentrando en historias de violaciones a los derechos humanos en México en las que, frente a ellas, actores internacionales de la sociedad civil intervienen en la búsqueda de protección y justicia para los afectados. Aquí abajo te dejo la liga a la serie. A ver qué opinas.
Nos leemos pronto.
Puedes seguir a Marco Appel en Twitter y Facebook o comunicarte con él por email. Puedes también seguir su trabajo como editor y reportero en Underground Periodismo Internacional.