Así, ¿quién quiere ser política(o)?
Sobre violencia, campañas electorales y una democracia en riesgo
En México y Europa habrá elecciones en menos de dos semanas. Y ambas me incumben.
El 2 de junio los y las mexicanas estamos llamadxs a elegir a una nueva presidenta de la República (lo digo en femenino porque las dos candidatas principales son mujeres), además de legisladores y gobernadores para el caso de algunos estados. Y en la Unión Europea entre el 6 y 9 de junio se votará un nuevo Parlamento Europeo. En Alemania, donde vivo, votaremos el 9 de junio por los diputados que nos representarán en Bruselas, en donde se realiza la mayoría de las actividades de las comisiones parlamentarias.
El tema lo traigo a colación porque en ambos sitios -México y Alemania- se están viviendo campañas electorales con violencia sin precedente.
México, dicen los titulares de los diarios, se acerca a su elección más violenta con -hasta el momento en que escribo esta entrada- más de 30 candidatos y otro número similar de colaboradores asesinados. El contexto de violencia en que vive el país desde hace casi dos décadas permite entender -mas no justificar ni aceptar- la situación.
Pero lo que ahora mismo está sucediendo en Alemania resulta más que inquietante. Si, porque uno cree que en este lado del mundo los valores democráticos son más estables y menos vulnerables.
Aunque es sabido que en los últimos años el número de delitos con motivación política se han incrementado en este país, durante este mes de mayo se ha dejado asomar algo que parece ser la punta de un iceberg. El pasado 4 de mayo por la noche mientras Matthias Ecke, el candidato principal del SPD (el partido Socialdemócrata de Alemania) a la elección europea colgaba carteles de propaganda en la ciudad de Dresden, en Sajonia, fue brutalmente atacado por cuatro individuos. El político terminó en el hospital y se supo que los agresores fueron tres jóvenes de 17 años y uno de 18 años. Periódicos y noticieros comenzaron a dar cuenta entonces de una realidad alarmante: desde principios de año, las autoridades han registrado 112 delitos de motivación política en relación con las elecciones, 30 de ellos contra funcionarios públicos y representantes electos.
Y esto apenas comienza… porque en Alemania además de las elecciones europeas también habrá durante el otoño elecciones regionales en los estados de Sajonia, Brandenburgo y Turingia. Ahí, en donde las encuestas electorales apuntan como primera fuerza política al partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD).
Como en todo, la frialdad de los números a veces no nos deja darnos cuenta de la realidad de un problema sino hasta que se escucha o conoce a las propias víctimas.
Hace unos días leí un testimonio en el periódico que me impactó.
Decía así:
“Cuando la campaña electoral comenzó, recibí un folleto de parte del ayuntamiento en el que se nos decía a los candidatos cómo podemos protegernos de ataques. Por ejemplo, se nos recomendó estacionar siempre nuestros autos en garages cerrados con llave y que bajo por ningún motivo los conduzcamos si hay la mínima sospecha de que alguien pudo haber manipulado los frenos. (…) En nuestro distrito hemos establecido reglas de seguridad estrictas: bajo ninguna circunstancia salir solos, sino en grupos grandes. Si encontramos a alguien agresivo, hay que darle la vuelta inmediatamente. Los actos de campaña se tienen que registrar siempre con la policía para que en caso de emergencia haya patrullas disponibles”.
El testimonio es de Christina Prothmann, alcaldesa de la ciudad de Jena, Turingia y miembro del Partido de los Verdes y lo otorgó al periódico Die Zeit, que publicó varios testimonios de candidatos de distintos partidos políticos sobre lo difícil y peligroso que resulta la calle para ellos durante este proceso electoral.
Las palabras de Maik Gerstner, del SPD y que se candidatea para el Consejo Municipal de Gera, también en Turingia, me transportó de inmediato a México: “Lo que le sucedió a Matthias Ecke nos afecta a todos. Yo fijo carteles electorales de mi partido desde hace 15 años y ahora durante la campaña electoral estoy casi cada día en la calle. Aún no he recibido ataques corporales pero sí verbales. Cada día escucho ofensas como “cerdo, cabrón, bélico”. Una vez alguien me apuntó con una escoba e hizo como si me disparara (...)Mucha gente en Gera que tendría ganas y entusiasmo para comprometerse políticamente no se confía más. Cualquiera que se presente a las elecciones municipales tiene que publicar su dirección en el boletín oficial, y mucha gente no lo quiere más por miedo a ser atacada”.
No sé ustedes, pero cada día ver noticias en donde aparecen nuevos casos de candidatos asesinados o atacados en México y Alemania me genera una sensación de desolación: ¿qué tipo de democracia tenemos o hacia qué tipo de democracia avanzamos cuando los candidatos, aquellos que quieren asumir un compromiso político, tienen miedo de hacerlo? Con tal peligro y acoso ¿quién querrá ser nuestro o nuestra representante?
Antes de despedirme quiero compartirles, por si aún no lo han hecho, que ya pueden escuchar el quinto episodio del podcast Sobrevivir a la violencia. En este capítulo abordamos el tema de la crisis forense en México y escuchamos el caso de María Luisa Nuñez Barojas, cuyo hijo Juan de Dios desapareció en el estado de Puebla. Durante años Maria Luisa lo buscó hasta que encontró restos que apuntaban a que era él. Sin embargo, la crisis forense que enfrenta México -52 mil restos humanos sin identificar- impidió que María Luisa tuviera la certeza de si se trataba o no de su hijo hasta año y medio después. Dando click a la foto puedes escucharlo.
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Nos leemos en un mes.
Desde Berlín,
Yetlaneci Alcaraz
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