En alemán hay un adjetivo que durante décadas dejó de formar parte del léxico de este país y sobre el que nadie quería saber más: kriegstüchtig. La palabra se refiere a la capacidad de estar listos para la guerra.
Sin embargo, desde la ofensiva rusa contra Ucrania y más recientemente desde el delirante regreso al poder de Donald Trump la palabra volvió - y con determinación- a la boca de quienes toman las decisiones en este país.
Con todas sus letras, desde hace cuando menos un par de años, el ministro de Defensa Boris Pistorius no ha dejado de enfatizar que Alemania debe estar lista para enfrentar una ofensiva militar, es decir, para la guerra.
El tema ocupa no sólo a Alemania. Hace apenas unas semanas todos los titulares en este lado del mundo se centraron en el anuncio de la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Úrsula von der Leyen, de movilizar 800.000 millones de euros para la defensa del continente.
“Estamos -dijo- en una era de rearmamiento”.
Y sí, porque como es bien sabido Europa dejó de contar con ese socio y aliado confiable que fue Estados Unidos durante muchas décadas.
Bien, pues hace unos días me topé con un documental de la televisión pública alemana que me inquietó. Se llama algo así como “Miedo a la guerra. Los alemanes en el cambio de una era”. Les dejo aquí el link por si alguien quiere verlo. Es en alemán.
El programa me inquietó porque me planteó una realidad que en la cotidianidad de mi día no percibo: por un lado, que mucha gente en este país cree en la posibilidad real de una gran guerra en Europa; y por otro lado, que la capacidad de defensa actual de una potencia como Alemania es en realidad muy pobre.
Vamos por partes.
Un sondeo representativo que realizó el equipo de producción de este documental arrojó que 56% de las y los encuestados tienen mucha preocupación y creen factible una guerra en Europa.
Esa preocupación se refleja en el boom que ha alcanzado, al menos en este país, el negocio de los búnkers privados. Sí. Existen empresas que han comenzado a lucrar con este miedo generalizado y están tendiendo éxito. Quien cuenta con unos 100.00 euros puede comprarse un resguardo blindado contra explosiones que puede ser instalado ya sea en un sótano o incluso en un jardín y que promete seguridad absoluta contra las ondas de presión generadas por explosiones de armas convencionales.
Quienes no nacimos en Europa pero además -por edad- no tenemos el antecedente de haber vivido una guerra de gran escala nos parece un tema de ciencia ficción.
Durante la II Guerra Mundial los nazis construyeron miles de búnkeres militares pero también de protección para la población civil que permanecieron funcionales hasta el final de la Guerra Fría. Al término de ésta, pocos pensaron que seguirían siendo de utilidad así que los que sobrevivieron o bien fueron vendidos o dejados en el abandono. En 2007 el gobierno tomó la decisión de emprender un programa para deshacerse de los búnkeres civiles, él cual se frenó en el 2022…con la invasión rusa a Ucrania.
Y si bien no me sugestiono -ni es la intención de esta newsletter para sus lectoras y lectores- hubo un dato dentro del documental del que les cuento que me pareció notable: según la Oficina Federal de Protección Civil y Asistencia en Catástrofes del gobierno, en Alemania existen todavía 579 búnkeres públicos que tendrían capacidad para proteger a 0.5% de la población. Sí, a sólo poco más de 400 mil de las más de 80 millones de personas que vivimos en este país. Sin embargo, en este momento ninguno de ellos es funcional ni está en condiciones de operar.
Otro dato: el ejército alemán cuenta actualmente sólo con 180 mil soldados. Eso lo coloca en el número 26 de la lista de países por tamaño de sus fuerzas armadas. Urgen nuevos reclutas.
Con el fin de las guerras, Alemania redujo a un tercio de su tamaño a sus fuerzas armadas y sus equipos militares no fueron renovados. De hecho, en 2011 se abolió el servicio militar obligatorio para los jóvenes.
¡Quién hubiera pensado que ni 15 años después Alemania -según sus gobernantes- tendría que volver a prepararse para una guerra!
En realidad no sé si una gran guerra se avecina. La verdad no me gusta pensar en ello. Lo que sí creo es que es mucho más factible que alguna catástrofe natural o cibernética nos ponga en jaque y nos saque de nuestro confort. Ya vimos lo que sucedió en España y Portugal hace unos días con el apagón eléctrico.
Ya el pasado 26 de marzo la Unión Europea publicó su estrategia de preparación para situaciones de crisis: un kid de supervivencia de 72 horas. Hace tres años, justo a partir de la invasión rusa a Ucrania, les compartí lo que Protección Civil en Alemania recomienda. Su página web se actualiza permanentemente y se sorprenderían de toda la información (también en inglés) que pueden encontrar en ella.
De todas formas recupero aquel pequeño resumen y se los comparto de nuevo:
¿Qué hacer en caso de una explosión nuclear?
La lluvia radiactiva más peligrosa es la de las primeras horas después de la detonación. Toma alrededor de 15 minutos para que ésta llegue al nivel del suelo y por eso es importante reaccionar -si se puede- y buscar de inmediato refugio -en caso de encontrarse al aire libre- para impedir la exposición a la radiación.
Las edificaciones de ladrillo u hormigón son las mejores.
Si se tuvo contacto con la lluvia radiactiva, una vez en refugio, quitarse la ropa contaminada, meterla en una bolsa de plástico bien cerrada y dejarla afuera del sitio cerrado donde uno se encuentre. Además de lavarse con agua y jabón las partes del cuerpo -incluido el cabello- que hayan tenido contacto con la radiación.
Si el ataque nuclear llega con una advertencia previa es importante haber identificado antes los lugares de refugio posibles. Las autoridades insisten que lo mejor son edificios, sus sótanos -sin ventanas- y pisos intermedios de edificios altos. Los coches y las casas móviles no son un refugio adecuado.
Lo ideal es permanecer en el refugio sin salir de él durante 24 horas o el tiempo que las autoridades lo señalen aun cuando miembros de la misma familia se encuentren en otros sitios.
El consumo seguro de alimentos será el de aquellos que hayan estado enlatados o empaquetados sin abrir antes de la explosión.
Y aquí una sublista de suministros básicos que habría que tener cada hogar:
Agua: los alemanes recomiendan dos litros de agua por persona y día.
Alimentos no perecederos como frutas y verduras enlatadas, pasta, leche, pan de caja, chocolate, semillas secas, etc.
Una radio de pilas
Lámpara de mano
Botiquín de primeros auxilios
Pilas o baterías de repuesto
Silbato para pedir ayuda
Mascarilla para polvo para ayudar a filtrar el aire contaminado
Teléfono celular, cargadores y batería de repuesto
La temporada 2 del podcast Sobrevivir a la violencia está en plena realización. En los próximos días subiremos el episodio 2 sobre el Acuerdo Global y el tratado de libre comercio México-Unión Europea. ¡Estén pendientes!
Mientras eso sucede, les invito a escuchar el episodio 1: progreso que mata.
Además, dentro de lo más reciente en Underground Periodismo conoce al rapero franco-mexicano Ixaya, el rey del “frañol”. Hijo de un profesor anarquista francés y una maestra mexicana de primaria, Ixaya se ha convertido en ‘el rey del frañol’. Te contamos más sobre la historia y trabajo de este rapero.
Me despido de todas y todos y nos leemos muy pronto de nuevo.
Desde Berlín,
Yetlaneci Alcaraz
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Un thema super actual, un peligro enorme, el articulo bien investigado y bien escrito!!!