Este fin de semana cerca de 59 millones de alemanes fueron llamados a votar para elegir un nuevo parlamento que, a su vez, votará al nuevo canciller de este país. El tema no es menor tomando en cuenta el muy complicado contexto internacional en que se encuentra el mundo … porque sí, la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos está teniendo consecuencias - y no necesariamente buenas- en todas partes. A Alemania le urge mostrarse estable, fuerte y funcional en el complicado escenario internacional pero también a nivel interno.
Pues bien, la jornada electoral arrojó datos sumamente interesantes que me gustaría comentar con ustedes porque algunos son, desgraciadamente, preocupantes.
De entrada, se trata de la elección con mayor participación en la historia del país desde la reunificación alemana, lo cual no es malo. De los 59 millones de alemanes mayores de edad con derecho a voto, 82.5 % decidieron ejercerlo. Tal nivel de participación indica un interés enorme de parte de los ciudadanos.
El tema es: ¿por quién votaron los alemanas y por qué?
Sin duda, la respuesta es que la gran mayoría -el 63% de los que ejercieron su voto- lo hizo por un cambio. Sólo el 28% de los votantes dio nuevamente su confianza a los partidos de la coalición que actualmente gobierna el país, es decir, al Partido Socialista y a los Verdes.
En esta gráfica de abajo se observa con claridad a los perdedores y a los ganadores de la elección. 👇🏼
Aunque la Unión CDU/CSU (el partido de la ex canciller Angela Merkel y con el color negro en la gráfica) fue el partido con el mayor número de votos (el 28.5%) está muy lejos de ser el partido político fuerte y dominante que algún día fue -sólo recibió 4 puntos porcentuales más que en la contienda anterior- y para poder gobernar tendrá que hacer alianzas que hasta hace un día antes de la elección se veían imposibles.
Pero los verdaderos ganadores en esta elección son los azules. Sí, los del partido de extrema derecha Alternativa para Alemana (AfD), quienes casi duplicaron en esta elección el número de votos respecto a la anterior de 2021. AfD, han tenido que reconocer medios y analistas políticos, se ha instaurado como un partido popular en este país.
¿Y eso qué significa? Pues mucho.
Aunque estoy convencida de que NO todas aquellas y aquellos que dieron su voto a AfD son nazis (hay muchos factores más allá de los ideológicos que hicieron que los votos fluyeran para allá, como por el ejemplo el castigo a los partidos tradicionales), sí me parece que con su voto empoderan un discurso racista, xenófobo, anti inmigrante y violento que no necesitamos más. Fomentar el odio y las posiciones de extrema derecha no sólo afectan a quienes no nacimos aquí, sino al país en general que necesita A TODA COSTA de inmigrantes para funcionar.
Esta elección también mostró lo dividido que sigue estando el país a 35 años de su “reunificación”. El mapa de abajo 👇🏼 indica cómo la presencia de AfD es mayor y más fuerte en el este del país. Y aunque no se puede afirmar que TODAS y TODOS votaron por ellos en esa región (afortunadamente hay presencia importante de los otros partidos como también la hay del mismo AfD en el lado oeste del país) sí queda claro que en el este del país es mucho más fuerte. En los estados federados de Sajonia, Turingia, Sajonia Anhalt, Brandenburgo, por ejemplo, resultó ser la fuerza política más importante, sacando mucha pero mucha ventaja a la segunda fuerza.
Por otro lado, la sorpresa en esta elección fue el regreso de Die Linke (La izquierda) al escenario político. Este partido -heredero del antiguo partido hegemónico de la RDA- parecía muerto y enterrado todavía el año pasado. Sin embargo, la nueva generación logró movilizar y ampliar una base de jóvenes que parecía dormida. Porque sí, el voto joven alemán (de 18 a 24 años) se concentró entre Die Linke (27%) y AfD (21%).
Siempre he dicho que yo no vivo en Alemania sino en Berlín. Y en esta elección lo confirmo. La capital alemana nuevamente se presenta como una isla que no sigue el ritmo ni del este ni del oeste del país. Y aunque los pesimistas digan que estamos rodeados de un mar azul (por AfD) resulta que en esta elección Berlín se pintó de morado, el color representativo de Die Linke. Los análisis indican que muchos de los votos de las y los ciudadanos progresistas que normalmente votaban por los Verdes o los Socialistas (y que se rehusaron a votar por ellos esta vez) se fueron a La Izquierda, al considerarla como una buena opción frente al resto.
Como conclusión: aunque para muchas y muchos el avance de AfD es más que preocupante a mí me gusta pensar que los resultados de esta elección darán la oportunidad a los partidos democráticos alemanes de replantear sus programas y buscar formas EFICIENTES y certeras para resolver las necesidades apremiantes de la población. Tendrán la oportunidad de hacerlo porque el próximo canciller Friedrich Merz sólo podrá serlo si su partido forma coalición de gobierno con los socialistas.
Eso sí, si no aprovechan esta oportunidad la próxima elección sí puede ser de terror.
¡Hasta la próxima!
Desde Berlín,
Yetlaneci Alcaraz.
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